... Yo creo que Iván Jáquez me azareó con lo de los once días... Ahora duré 16 :-(... Bueno...
Con más miedo que vergüenza, entré al apartamento donde vivían los "Narcisos". Era pequeño, algo caluroso. En la pared más cercana a la puerta había una foto del Papa Juan Pablo II, como dando la bienvenida al lugar (algo que ahora me parece freaky, ya que en el apartamento donde vivo ahora también hay una foto con el mismo señor.). “Ven, es por aquí...”, me dijo, como suponiendo que quería yo entrar a su cuarto. Por Dios, apenas quería llegar a su drag-house, digo, a su apartamento. “Ah, hola, mami, ella es Yani...” Dijo a una señora que de la nada apareció a saludarme. No se parecía en nada a Narciso. Estaba súper pasada de peso, tenía el pelo algo cacatudo, su piel era trigueña opaca-oscura y caminaba lentamente. “Mucho gusto”, me dijo de-la-boca-p’afueradamente, y se sentó a ver televisión.
En tres pasos me encontré en la habitación de Narciso. Caminó detrás de mí, y por alguna razón cerró el petillo de la puerta. Confieso que en ese momento no tuve ni el más mínimo mal pensamiento. Ya que para esos días de calor y pocos cuartos, mi mente estaba convencida de que Narciso era un simple y estricto pájaro a punto de salir del clóset.
Su cuarto era como otra dimensión. Sus muebles eran high-tech, reflejando hasta en los colores nada tradicional. En la esquina observé un set-up algo incómodo de digerir. Su computadora, una E-Machines si no mal recuerdo, webcam, audífonos gigantescos, prácticamente todo lo necesario para llevar una conversación via Chat lo más cómoda posible. Pero esto no fue lo que me puso incómoda. Fue que la cámara estaba apuntando directamente... A SU CAMA. Por Rob Thomas y sus ojos embrujantes, que si yo hubiese tenido una imaginación menos de’graciaíta, no me hubiese pasado por la mente un grupo de escenas un tanto fucúas... Vamos a decir que al tíguere namá le faltó rociar ambientador, y regarle pétalos de rosa a la bendita cama, para que se completara en mi cerebro el más arduo de’fifarre virtual...
Yani: Bueeeeeeno, yo voy a llegar... Que la pases bien.
Narciso: Noooooooo, espera! Deja enseñarte todo lo que ella me ha mandado. Mira, una colección de CDs de Elvis Presley. Tiene buen gusto la señora...
Yani: (... SEÑORA?)
Narciso: La mayoría de lo que tiene mi pecé (Si, con un acento BIEN GRANDOTE en la E, no PC, ni computadora... ni máquina) se lo debo a ella. La memoria, el monitor, las bocinas, ella me consiente mucho...
Yani: Mmmmmmmjm.
Narciso: Yo no sé si me case con ella, quién sabe...
Yani: (Casarse con ella?? :-O Será posible... que Narciso no vuele?)
Narciso: Pero me gustaría tanto ir a Caaaaaaaanada... Ver sus paisajes, la nieve, esssssssssquiaaaar...
Yani: (Nop... definitivamente marica.)
Narciso: Pero por ahora la pasamos bien juntos. Es una amiga, una amante y una hermana...
Yani: (Oh, dude, that’s just gross!) Na, Narso, te dejo. Tengo que llegar a Contabilidad.
Me paré y llegué a dar dos pasos, hasta que, como sacao de una movie, me encontré con su cuerpo bloqueando la salida de su cuarto...
Narciso: Tú no vas para ninguna parte :-)
Yani: Con-- perdón?
Narciso: No, no, no... Tú y yo la vamos a pasar bien.
En ese momento, sentí cierto escalofrío subirme por la espalda. Pero ese día no estaba por relajos. Ya estaba incómoda de llegar a la dimensión que era su cuarto... para que me viniera con vainas...
Yani: Este... por favor quítate, Narciso... Sabemos que no sales conmigo peleando :-) (traté de bromear)
Narciso: Y quién ha hablado de pelear? (Me miró con una cara un tanto “wanna-be sexy”, que no le lució para nada...) Bueno... A menos que hables de... peleítas en la cama.
-Broma.Mode=OFF!-
Yani: Ooooooooooooook, ahora mismo me dejas salir, Narciso, no es coro.
Narciso: Yaaaaaaaaani, los dos queremos. Por algo estás aquí! Por algo no vino Napo...
Yani: Mira, Narciso, DE POR DIO’! Precisamente por Napoleonov estoy aquí. No por ti, no jodas!!
Para ese momento me encontraba demasiado pegada de él, cara a cara con el marica, que... bueno... para mi desgracia después de todo no era tan marica... Me acuerdo haber “sentido” algo que NO DEBI SENTIR... por... ahí... YUCK!!
Yani: Déjame salir! Déjame salir o... o te mato!!
Me van a excusar, pero por más que me e’primí la mente, no me pude acordar de qué carajo fue lo que agarré de su escritorio. Si una antena de carro, un lapicero, quién sabe. Pero todos sabemos que a la hora del pánico, hasta un peluche se convierte en un arma mortal...
CONTINUARA...
(Ya... namá falta una... se los prometo. Y perdonen mi descuido... Habrán tiempos mejores...)