Una de las movies que más cosquillea mi fascinación es “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”. Para los que no la han visto (No saben de cuánto se pierden), trata de dos jóvenes que se conocen y se enamoran, sin saber que en un pasado cercano ya tuvieron algo bien fuerte, como quien dice vivieron juntos, pero la relación no funcionó. Ella decidió pasar por un procedimiento en que se le borró la parte de su memoria que le recordaba a él, en todo el sentido. Al el joven darse cuenta de que ella decidió literalmente “borrarlo” de su vida, él tomó la misma decisión, pero en el medio del proceso, se arrepiente. Al no poder despertar de la anestesia, busca de la joven en sus pensamientos para que lo ayude a guardarse a sí misma en las zonas de su memoria que los médicos no pensarían buscarla, y así lograr recordarla aún después del daño cerebral.
Este mes ocurrió algo que me hizo pensar seriamente, que si se me diera esta oportunidad, pasaría por el mismo procedimiento. Sí, llámenme loca, pero al fin y al cabo, quién no lo está? Vamos a decir simplemente que por varios minutos de mi vida quería olvidar, nunca volver a recordar, cierta persona, ciertos hechos, ciertas ideas platonizadas. Quería retorcerme la mente, exprimirme pensamientos, exfoliarme de deseos de situaciones que nunca ocurrirán, que nunca dieron indicios de que sucederían, de que triunfarían ante lo que es la rutina de mi vida.
Hablando en Santiaguero, quería darle una sacudi’a a mi mente, que se sintiera en Nibaje y la celebraran en Los Reyes.
Después de esos veinte, treinta, cuarenta minutos, volví a pensar con cabeza fría. Miré mis manos, que con poco ánimo llevé a mi pelo. Al rozar una de ellas por detrás de mi oreja, sentí el frío de uno de mis anillos en ella, y de repente tuve que sonreír. Entonces todo estaba “claro”... No es sacudir lo que debo hacer a mi mente... la debo aplacar.
Fue en ese entonces cuando, mordiéndome los labios, y prometiéndome que no me mentiría a mí misma, me pregunté... Si pudiera, realmente me borrara ciertos pensamientos de la mente?, ciertos recuerdos de la memoria?, cierta parte de mi vida?
Me convencí a mi misma de que, por más que siempre he estado allí, dispuesta a aguantar lo que viniera, por más que se me relajó y se me dio alas para volar bien alto, las mismas alas cuyo pegamento poco a poco se fue derritiendo... No me arrepiento. Pude vivir esos breves momentos, leer todas esas palabras, que por siempre quedarán ahí, listas para fantasmearme cuando sea necesario. Total, de eso estamos hechos los humanos, de manchas en la mente... de recuerdos que nos hacen crecer...
Y tú... lo harías?