Como es costumbre (para bien o para mal) cierro el año con un post en mi pseudo-olvidado blog. Hoy vuelvo a mis raíces publicando en Español. Total, los panas que leen en Inglés no se hacen sentir con el mismo fervor, y aunque me informan que puedo hacer maravillas con ese idioma, siempre he pensado que el Español ha hecho muchas más maravillas conmigo.
Desde hace ya varios años estos posts de fin de año han dejado mucho qué desear. Siempre hay mucha ansiedad en mí, varias quejas de amistades rotas, y una que otra resolución. Quizá perdí el toque, o quizá realmente no estaba al 100 por ciento dedicada a lo que estaba escribiendo. De hecho, ahora mismo estoy dando vida a estas líneas y no me siento conforme con lo que está saliendo.
Pero lo crudo del caso, el punto que estoy esforzándome por establecer, es que al final de la historia de lo que fue el 2015... Me siento increíblemente malagradecida.
Vivo una buena vida. Tengo una familia realmente excepcional. Tengo un buen trabajo y por lo general soy buena persona. No entiendo por qué me empeño en dejar que cosas que no debieran importarme, me hagan olvidar o descuidarme de todas estas bendiciones.
En algún momento, hace ya par de años, me olvidé de mí. Me obsesioné con situaciones en que nisiquiera viene al caso abundar y como dice aquella bella canción, "Me olvidé de vivir.". Perdí amigos, pero a todos nos pasa. Gané muchos otros, pero no he aprovechado diversos chances para hacerles ver que su llegada a mi vida ha sido importante.
Incluso perdí muchas oportunidades de ver cosas en mi hija que sólo van a pasar una vez en su vida, por prestar atención a dolores pasajeros. Eso nunca me lo voy a perdonar.
Sin embargo... Dios me dio una hija! Me ha dejado verla crecer sana y fuerte hasta ahora. Mis cuñados no pueden decir lo mismo. Su bella hija se marchó al cielo este año. Se me rompe el alma al hacer la comparación. Pero es que simplemente soy dichosa... Soy bendecida... Soy verdaderamente malagradecida.
Hoy no les presento resoluciones, no me hago promesas a mí misma. Tampoco les digo cómo vivir su vida. Sólo recuerden que el mundo de cada quién, sólo esa persona lo conoce. Sólo tú sabes por lo que pasas, al igual que sólo yo sé lo que tengo de este lado. Abre los ojos, recuerda que siempre puede ser peor. No dejes que la vida te enrrede tanto la mente, que olvides lo bella que es. Recuerda que lo que hablas, dices, escribes y siembras, lo verás escuchado, recibido, leído y cosechado en tus hijos, y en todas las personas que te miran como ejemplo. Y si eres de los que se cree fuera de responsabilidad con los demás, recuerda que nunca sabes si eres el ejemplo de alguien. Es difícil percibirlo si te dejas agarrar de círculos viciosos y amistades de una vía.
Recuerda que estás vivo. Que no estás huyendo, peleando guerras que no son tuyas. Que no vives en el terror, y que es posible que tengas un futuro. Y claro, también es posible que ese futuro sea grandioso.
Sin más nada, me despido por este año. Que el 2016 te traiga todo lo que necesitas y mucho de lo que quieres. Y que Dios (o en lo que sea que creas) te guíe siempre por el camino del bien.
Con el cariño de siempre,
Yani
12/31/2015.-