Con El Pie Izquierdo II
Veinte Mil Leguas de Viaje a La Ensenada

Y entonces, muchachones? Vamos a decir que me encuentro saturá de tanto trabajo, pero aquí estamos, tratando de compartir par de risas, par de lágrimas y par de tré' princesa'... (inside joke con Yvi). Lo que me acuerda... GRACIASSSSSSSS a mi queridísima hermana, Yvette, por reducir mi anonimato al tamaño de una pionía en su último post. Para colmo de males, ella NO pone las fotos en las que uno sale decentemente buenona! Nooooo :) Se jodió el hacer pensar a la gente que me parezco a Garnet!! Pero na, la de la foto sigo siendo yo, y el maguito sin cara es mi amigo Ben...

Hablando de Ben, aquí va una segunda historia, de las incontables veces que ha entrado a una situación... Con el pie izquierdo.

HOLA A TODOS OTRA VEZ!!!

No es que no quiera meterme al grupo de Bloggeros Dominicanos, pero el tiempo no me ha dado, así que les pido mil disculpas y otra vez voy a usar el blog de mi panafull “GirlFromSantiago” para contarles de otra experiencia jocosa de mi vida.

No creo en la mala suerte ni en la buena suerte, pero carajoooo!!, hay veces en que quisiera comprarme un perro prieto y tirarme de espalda desde el morro de Montecristi con el perro atado a mi espalda para no tener tan mala dicha. Mi relato, “Veinte Mil Leguas de Viaje a la Ensenada”, ocurre en un viaje a dicha playa.
Para que los Dominicanos que estan en USA y están leyendo esto ahora mismo (por cierto soy 10 y ½ en tenis para los que vienen, jejeje... Todo Dominicano pide unos tenis, porque será esa vaina?) se sientan en su casa vamos a recordar en qué consiste un viaje a la playa y para los que son de otras nacionalidades vean cuanto se goza en estos canes.

Todo viaje a la playa comienza con un grupo de tígueres tratando de buscársela en tiempos de calor, ponen un letrero en la cancha, colmadón o iglesia diciendo “Gran gira a la playa, guagua confortable, muchas mujeres y mucho ron -- Solo 50 pesos”. Pero en realidad quiere decir que vas a ir en una guagua amarilla de esas de High School, para’o, con un calorazo del diablo y con un viaje de grillo (para el que no esté familiarizado con éste término, son las mujeres más feas del hood) y travestis; en una cosa si tienen razón, romo sí hay.

Del viaje siempre se dice que sale a las 8.00 am, pero termina saliendo a las 10.30am, porque siempre falta la gorda que hace los espaguetis, y a esa, por tal razón, no se le puede dejar. En esos viajes siempre hay un borracho que hace “mata coco”, que consiste en pararse de manos en la orilla de la playa con la cabeza sumergida y medio cuerpo sin traje de baño, las piernas son las pencas de la mata y los cocos ya ustedes saben. Otra cosa que sucede es que siempre se pierden dos personas y cuando llegan, llegan separados como si uno no supiera que acaban de fecundar a medio mar caribe. Se come espaguetis (con arena) y pan o plátanos amarillos. Siempre hay un idiota que pisa un erizo y siempre se arma un pleito por estar jugando a panquear (si no sabe, pregunte a un Dominicano de campo, no puedo explicarlo todo, JJJaraganazo) o por haberle agarrado la narga a una caraja con novio. Siempre hay un robo: en el agua a alguien se le pierde una cadena de oro que se la trajeron de N.Y....

Todos los chismes de quién se agarró con quién llega al barrio antes de llegar la guagua. Cómo el tipo que se lo mamó al otro y no porque el fuera gay, sino porque se chulió con una tipa que acababa de darle un blowjob a otro carajo en el baño de la Parada Cibaeña (Pero yo no soy chimoso, yo no digo que Pedro Antonio López se lo mamó a Rommel porque se chulió con Cecilia, nunca oirán eso de mis labios, que quede claro) y como en un viaje del Colegio Evangélico el chofer miro para atrás y vio que iba solo y sólo se oían unos gemidos y gritos de “yes, yes, yeeeees!”, pareciendo de esas películas donde las mujeres son pobres y salen con poca ropa y solo tiene un libreto de tres palabras: “Ohhh”, “Yes” y “More”.

Pues bien, volviendo ya al tema que nos atañe yo iba a un viaje a una playa llamada La Ensenada, una playa tipo piscina con arenas blancas y aguas cristalina, muy hermosa. Queda por Punta Rusia, en la parte norte de República Dominicana. Fuimos en una guagua de Transporte “Lile” (Adivinen de que color era la guagua?, no, no era amarilla, era blanca pero pintada con brocha para quitarle el amarillo). Este señor (Lile) era el chofer de la guagua y tenia una idea muy errónea de lo que era La Ensenada. La guagua salió tarde, por la mardita gorda de los espaguetis (esa azarosa), y tomamos rumbo a la supuesta Ensenada por Puerto Plata (para que sepan se llega por Villa Lobo, como quien va para la frontera pero el terreno es malísimo).

Llegamos a la playa y veo que no es la susodicha playa que me habían contado, salta un carajo de atrás “Chofer!, esta no es la Ensenada, esto es Luperón!”. Esta marvá playa tiene más piedra que la cantera de donde trabajaba Pedro Picapiedra, demonios, y el jodío chofer juraba a Dios que sí, que esa era La Ensenada. Después de media hora de discutir con él y de preguntarle a una veintena de locales, el chofer aceptó que no era La Ensenada, pero que iba a averiguar.

Bueno, salimos a buscar la playa y nos metimos, no sé como rayos, en un sitio que nunca había visto en mi vida, es un sitio que sólo nos cuentan en los libros de Historia, era el sitio donde desembarcó Cristóbal Colón, oigan esa vaina, Colón parece que andaba con Lile buscando la mardita playa de La Ensenada y lo trajeron aquí. “Esta tampoco es la Ensenada” saltó el mismo carajo. Lile le dio una cortá de ojos que si matara, hubiera hecho más que las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas. Ahí mismo gritó su ayudante “Lileeeeeeee, ‘tamo’ perdíooooooo!!”

Le preguntamos a un policía encargado que cómo podíamos llegar a La Ensenada y nos dice: “Por aquí no se llega... Tienen que dar la vuelta y les va a tomar 2 horas llegar”. Eran alrededor de las 11:00am y estábamos lejísimo, en ese instante no sé qué estúpido, idiota o descerebrado dijo “Pero podrían cruzar el río y llegarían en 45 minutos.” Cruzar el río? Un río? En una guagua? Las guaguas no son para navegar!! Peeeeero... Fueron a ver si se podía cruzar y vieron que era bajito, pero el río era ancho y no calcularon el factor arena. Nos metimos como idiotas al fuñío río, y ya saben que pasó, verdad? La guagua entró, paso la mitad del río y todo muy bien, hasta que llegó a la orilla y tal como ballena jorobada encayó. Ahí saltó el mardito ayudante “Lileeeeeeeee, se quedó la guagua...” (como si él no estuviera manejando, idiota).

Se apearon todos los pasajeros y comenzamos a buscar la manera de sacar la guagua. Duramos media hora y se sacó la guagua pero en reversa. En ese instante, la guagua está en el medio del río y se me acerca un local y me dice: “Oye, dile al chofer que en el medio hay un hoyo bien grande”... “Chofeeeeeeer, que hay un ho--" Pum! Cayó la guagua en el mismo medio del río. Ya eran las 12 y pico y salta el ayudante “Lileeeeeee, se achivó la guagua.”

La única solución era buscar un tractor que estaba en un pueblo cercano, se trajo el tractor a las 1:15pm y nosotros felices porque se iba a acabar nuestra agonía, pero de nuevo ‘taban los marditos dioses griegos burlándose de nuestra calamidad. Nos jugaron otra bromita... El famoso tractor que era nuestra salvación, se quedóooooooo!! Oigan esa vaina!! Se atascó en el lodo, y nuestro amigo el ayudante saltó (again) “Lileeeeeeeeeee!!, se quedó el tractor.” Hubo que salir a buscar OTRO tractor para que sacara el jodío tractor, para después sacarnos. El segundo llegó y sacó el otro tractor.

Para terminar la historia llegamos a la jodía Ensenada a las 4:00 de la tarde... ¿Con qué ánimo usted se baña? Pero de que gocé, gocé... Y sólo por 50 pesos!

Bye a todos!

Y colorín colorado, a la Ensenada hemos llegado... Daría lo que no tengo por estar en una playa ahora...

~ Yani ~