La Cuarta Parte De Mi Sangre

"Yo soy de los 'Guzmán' de Tenares", dijo Isaac, en una de esas conversaciones en las que buscábamos algún primo entre la masa de compañeros en cada curso. En mi segundo ciclo en UTESA, no había dado con nadie de mi "linaje"... Y muchas gracias a Dios! Ya que yo no necesitaba a alguien reportándole todas mis "fechorías" a mis padres. Ya mis viejos tenían suficientes problemas con qué mortificarse el cerebro, con el negocio de comida que teníamos en casa.

"Yo sólo sé que mi papá es de Salcedo, y mi mamá de Moca..." Dije yo, con el libro de Contabilidad I en una mano, y en la otra, un riqui "Lucilo", con picante. "Yo nunca he ido a Moca por más de varias horas, y en Salcedo todo el mundo me conoce... que cómo? Yo no sé. Que si conozco a alguien? Ni en sueños." Delgisa me "velaba" el riqui-taqui, y cada vez que le iba a preguntar "Quiere', Delgi?" volteaba la cara. Echando su cabellera negra al lado (recién derrizada) nos informa: "Yo soy de Tamboril, mi mamá y mi papá tambien... Creo que tenemos decendencia Española." Todos nos mirámos con cara de que había llegado Thalía al escenario. "Sí, mana, y yo tengo decendencia India, sino mírame este pelo..." Dije, yo, acompañada por las risas de Isaac, Jerson y Edward. La reservada Eliana no entendió el chiste, estaba más perdida que Jonás en la ballena. "Todos tenemos decendencia Española, animal, no sabes qué idioma hablamos?", dije. (Más risas...) Delgisa y Eliana habían tenido un fín de semana largo y abundante en alcohol... aunque sobrias también solían ser muy lentas.

Cruzamos la Estrella Sadhalá entre el duchazo del sol y el polvo de esta feroz carretera para volver a coger clases. Ya sólo faltaban dos períodos para irme a mi casa. Resignados a oirle la boca al profesor de Contabilidad I, caminamos por la entrada principal, ese nido de aburridos haciendo horas y no teniendo un "área de hangueo" todavía, por ser prepas, o por ser "indeseables". Veníamos riendo porque a Edward se le ocurrió decir que él era de Dajabón. Para qué fue eso? Lo teníamos loco rogándole que nos enseñara malas palabras en Francés, o mejor dicho, en patuá...

"Excúsame.", me dijo un joven que tropezó con mi cuerpo torpe en el pasillo. En el momento en que me cruzó por el lado, se me perdió el hilo del chiste que estaba haciendo. Por suerte que Jerson siguió mi historia, y nadie se dio cuenta. Mi objeto de admiración tenía puestos unos jeans bien flojos, una gorra de los Padres de San Diego (huh?) y una camiseta con colores jamaiquinos. Era obvio que se quedó mirándome también. Hasta que llegó al anfiteatro miraba hacia atrás de nuevo, como queriendo decir "Jeva, yo te conozco". Era más o menos de mi tamaño, lo cual es considerado "mediano" para un hombre, era moreno quemadito, como esos tígueres que trabajan en la playa, levantándose Alemanas y Polacas (Sanki-Pankis?). Se parecía un poco a Roberto Palazuelos, el Mexicano soso ese que hace novelas (NOTA: yo NO veo novelas, ok? Simplemente me memorizo los nombres de los tígueres que se ven bien, por si algún día me topeto con ellos en Boca Chica poder decir "Dímelo, Robelllltico, una fría? Yo pago, viejo")...


Sí, este tipo se parecía a él... pero tenía azúcar para moverse. Yo no sé de ustedes, pero pienso que un hombre debe tener azúcar para caminar también, no sólo las mujeres. Es una de las cosas en que uno se fija para convencerse de que el cuerpo masculino no es estrictamente funcional, sino que también puede ser artístico... Este chico era un artista... y en cada nota que tocaban sus pasos tenía mi mirada...

CONTINUARA...
(Sssssssaben que les hacía falta, no lo nieguen...;-)...)

~Yani~