Falta De Experiencia (Part Deux)

Blogger 'tá jodón pa' las fotos... Qué fuñir... Na, confórmense con foticas chiquiticas.

En qué iba? Ah!... Me estaba yendo pésimo en Operación de Sistemas. Llegar al laboratorio a ver pantallas negras con letras color aguacate fue un total desencanto, y los ejercicios teóricos no me motivaban. Teníamos un buen profesor, Edward Brito, buen muchacho, jovencito, muy atractivo, que con el aspecto de gringo y la sabichosería de Dominicano, se apoderó de las miradas de muchas de mis compañeras. Varias se jactaban diciendo orgullosamente que habían salido con él. Yo rogaba a Dios nunca tener que recurrir a esa metodología, ni para pasar de materia, ni porque realmente me gustara el profesor. Eso de mezclar Business con Love nunca me ha dado buena espina, por lo que el Profe Edward no inspiraba en mí más que dolores de cabeza, cuya frustración desahogaba en el "EDIT" de Unix.

Otro inconveniente fue que me sentía demasiado atraída por Abraham. Era una constante distracción y ya se había dado cuenta. Hacía todas esas cosas obvias que las mujeres inmaduras hacen para llamar la atención de alguien, y había sobrepasado los niveles de "presentamiento" de Delgisa. Ella, a propósito, fue la primera en cantarme mi lotería en la misma cara.

Delgisa: Manita, acuérdese que usted tiene su novio.
Yani: Cómo así?
Delgisa: O sea, a ti te gusta el Abraham, y él lo sabe. Y tú le gu'ta a él, pero eso no implica que ustedes pegarían, mi doña.
Yani: (Con una risa nerviosa) Que yo le qué? Yo no le gusto a Abraham, Delgisa. Tú te 'tá poniendo loca? O sea, a quién le gusto yo? A Napoleonov, y es de milagro. Hahahahah, no 'ombe, déjese de eso. Qué pasó con su plan de conquistar al boca chula?
Delgisa: (Con cara de que se le murió el perro) Miguelito me dijo que no me vistiera, que no voy. La que le gusta eres tú. Y por supuesto, no te ha dicho nada, ni te va a decir nada, precisamente porque sabe que tú estás con el sala'o de Napo.

Ustedes saben que para ese entonces (y no es que ha mejorado mucho el asunto) mi autoestima era de la altura de una lata de Leche Kanny. Pensé que Delgisa bromeaba, pero como ella no me atacó mucho, era evidente su choque. La llamé por la noche:

Yani: Mama, pero tú sabes que por eso yo no me voy a poner de loca. No sólo por Napo, sino por ti.
Delgisa: No 'ombe, Yani. No hay mala fe. Bocas como esas aparecen en donde sea, y eso fue un gu'tico pasajero y ya. Mírame, estoy buena. Si quiero una bocota, me consigo una bocota, y si no... Napo tiene un hermano?
Ambas: Hahhahaahahah...

Llegó el bienaventurado día en que los dioses quisieron vengar los pensamientos sucios que yo hacía con el mortificador de Abraham. Cada vez que me miraba se pasaba la lengua por la boca, y... yeah, las novelas brasileras me quedaban cortiticas.

Nos encontrábamos en el Laboratorio de Unix, haciendo nada realmente. Me pidió que moviera mi silla hacia la de él. "Quiero mostrarte algo". Me acerqué y podía oler su perfume, mientras me mostraba un letrero verde aguacate en la pantalla negra (que ahora mismo no recuerdo con qué comando es que se hace) que curiosamente decía "Yani y Abraham... FORBIDDEN" Reímos como un par de idiotas. Derepente nos quedamos mirándonos. Ya nuestras caras estaban demasiado cerca, y era hora de pararme y de'garitarme hacia la próxima clase. Fue entonces cuando sentí por una milésima de segundo, aquella gigantezca boca, tocar la mía, que en realidad se volvía pequeña con esta majestuosidad.

Fue un beso fugaz y corto, del que nadie se dio cuenta.

Me paré y me fui de ahí, pero había demasiada emoción (negativa y positiva) como para enfrentar otro set de escaleras. Me escondí detrás de una pequeña pared que dividía el pasillo con el Laboratorio de Internet. Al cabo de minutos, Abraham me encontró. "Tengo novio. Tenemos un año y medio juntos. Se llama Napoleonov, y lo quiero." Fue lo único que se me ocurrió decir. Cruzó un brazo por mi cintura, se me cayó la mochila, me incliné hacia detrás y cruzó su otro brazo por detrás de mis hombros. Me miró profundamente y sin detener el deseo, me dijo, "Lo sé..." Este beso fue diferente. No fue robado, sino forzado. Mientras me apretaba contra sí, pude sentir inevitablemente que su "cerebro" se había emocionado*** y que sus jeans derepente no eran tan flojos como se veían desde la esquina del aula. En mi mente había una batalla entre seguir empujándolo hasta que cediera a soltarme (En cuya esquina del ring estaban mis débiles brazos y mi frente) o dejarlo que me besara (En cuya mortificadora esquina se saciaba mi boca)...

Uuuuuuuuuffff... Damn... déjame darme un Gatorade... que con el recuerdo me volvieron los sudores...

CONTINUARA...

*** Copyright Remedios Kaseros ;)