Los Del Campo...

Era la primavera del 1998. Habían acabado los retorcijones del estómago del primer ciclo en UTESA, el aire de "prepa" se iba desapareciendo y los amigos se iban filtrando. Ya había una juntiña irremediable, que se te pega o porque estás buen@, o porque eres inteligente, o porque tienes padres ricos... o porque tienes ese je ne sais quoi que atrae todos los jodíos. Por supuesto, mi razón era la última.

Durante las tan ansiadas vacaciones en Mayo (que duraban dos semanas, la primera semana se te iba cuadrando las materias que ibas a inscribir en el ciclo Mayo-Agosto, y la segunda se te de'garitaba con la misma rapidez resolviendo los rebús que te armaron en la inscripción...) nos mantuvimos en contacto:

- Delgisa, la tamborilera de la boca grande, con pintalabios de color "Ven, viólame" que inocentemente incitaba los más descabellados pensamientos sexuales, aún en las mujeres (HEY, era la universidad, el que me diga que no tenía una mente morbosa y experimental, tiene que matarse conmigo!)

- Eliana, la flaquita tímida, que tenía amores con un bachatero que por esos años estaba tratando de ganársela en los Niuyores

- Luz, con la que después de lo de Napoleonov, sólo crucé dos o tres frases (mejor dicho una, que fue "¿Te sabes el teléfono de Delgisa?... anjá... ok... gracias... ADIOS")

- Isaac, el chico silencioso (pero NADA tímido) que tenía novia pero se moría por Delgisa, y lo agarramos par de veces en Español I saboreándose la boca mientras la miraba

- Alonzo, el tipo de quien todos sospechábamos que regaría las plumas tarde o temprano, especialmente cuando hizo el punto de demostrarnos que puede cantar... Una vez se regó diciendo que no iba a "Buscando el Exito" de Roberto Salcedo, porque no tenía el dinero para comprar ropa, pero que ganaría sin duda (claro, seguramente se levantaría a Marino Ramírez, el geek de los lentecitos que quemaba a todos los cantantes... ¿ese show lo dan todavía?)

- Jerson, el hip-hop lover, que hacía las preguntas más indiscretas cada vez que nos ponían a hacer trabajo de grupo en Reforzamiento de Español... Recuerdo que una vez se estaba durmiendo en clase, y me tomé la libertad de patearle el pie y decirle "Caballo, eso es en Metodología, no aquí."... Me miró con esos ojos torturadores, me dio una sonrisa que decía "resaca" a todas voces, luego su expresión se volvió algo confundida y me saltó "Yani....... a tí te lo han m*m*do antes???" :O... Creo que está de más decir que estuve speechless el resto de la clase.

- Y yo, la azareá con la ardua tarea de quitarme todos estos guanajos de encima, ya que era obvio que ninguno se graduaría conmigo. No es por dármela de nada, señores, pero como que al conocer varias personas por cuatro meses, te das cuenta de quien no da la talla para algo, y la Informática no es para todo el mundo.

Coincidencialmente, todos estos tígueres eran de algún campo de Santiago, menos Jerson. Era triste que estas personas tan trágicamente diferentes, estaban gastando su dinero en una carrera la cual, o no iban a ejercer (fuera porque su novio el "Bachatero" la iba a mantener, o el negocio de amarrar tabaco del papá le quedaba más cerca, no tenía que gastar gasolina ni dinero para un carro, o iba a quedar embarazada, y ese es el final de los estudios para muchas mujeres) o iban a tener que dejar por mitad, por esos "bizcochitos con sprinkles" de profesores que tendríamos que enfrentar.

En ese verano, me sucedió algo medio terremotoso. Me pasé una semana en Licey al Medio (Nada que ver con los Tigres del Licey, ok? Aguilucha 'Til Death!), el campo donde se crió mi madre y donde yo viví par de años de mi infancia. Una tarde, en la hiper-iluminada galería de mi abuela, estaba escribiendo en mi "Slambook" (señores, cuando no existía este Blog, el papel, el lapicero y yo éramos muy amigos...) acerca de la forma en que Napoleonov y yo estábamos en esa etapa de una relación en la que uno se pregunta (bueno, al menos las mujeres) "Pa' dónde carajos será que va esto?". Estaba más o menos como estoy ahora, sin inspiración. Me preguntaba cómo me encontraría si no estuviera con él, sino con uno de los otros varios con que me pude enrredar.

Parecía que Dios quería darme un golpecito por la espalda, diciéndome "Estás haciendo lo correcto.", porque ni bien digerí la idea de que estaba ATORADA con Napoleonov hasta quién sabe cuando, escuché un tímido y curioso "Hola...". Levanté la vista, y ahí estaba Luis. Sentí el brillo de mis propios ojos y mi sonrisa delató lo contenta que estaba de verlo. Luis tenía 19 años (me llevaba dos), tenía el pelo tan negro como el mío, la piel tan acaramelada como la mía, pero sus ojos eran de leopardo. Era de Licey, o sea que se prejuzgaba como (1) un tíguere mujeriego, (2)con al menos un hijo en la calle y (3)poco estudiado. En los tres años que tenía conociéndolo, el único prejuicio que conocía de él, que era una realidad era el tercero.

Recuerdo que pocos días antes de mi fiesta de quince años, me golpeó con un beso en los labios en esa misma galería, acompañado por un apretón de cintura que me hizo gemir inocentemente. Luego me dijo "Te Quiero... gracias por todo." Me confundí mucho, ya que se marchó desde que lo hizo. Luego, en la fiesta, a ritmo de "Me enamoré", de Anthony Santos, le pregunté "¿Qué quisiste decir con eso?" y me dijo "Te agradezco todo lo que haces por mí, aún cuando sé que te voy a perder y que lo nuestro no tiene futuro."

La actitud de Luis no había cambiado para nada. Todavía era silencioso, pensaba dos veces para preguntarme sobre la familia y sobre mi tan mencionado "novio". Se quedaba mirándome, como tratando de descubrir mi dolor, y yo volteaba la cara, para no cometer el error (o el desahogo) de besarlo de nuevo.

Pero llegó ese punto en que sus antecesores se remenearon en sus tumbas, como diciendo "Muchacho 'el diablo! Pónte en esto!" Luis me miró algo nervioso. Pasó su mano derecha por su pelo engelatinado, y luego dándose cuenta del tollo que tenía en la mano dijo "Coño...". Hice todo lo posible para simular la carcajada con un estornudo. Con la mano izquierda, me agarró el mentón y me dijo "Te tengo una proposición". Sonreí, con ese tipo de sonrisas que se le da alguien en quien presencias una actitud nunca antes vista. "What's up?" Bromeé. Fue entonces cuando Luis llevó la misma mano del tollo a su bolsillo (sin quitarme la otra de la barbilla), buscó por par de segundos lo que obviamente ya había encontrado, y de él extrajo una pequeña cajita blanca...

Y como dice el tíguere que hace la voice-over en los muñequitos de X-Men,

Esta historia CONTINUARA...

Aún sin inspiración,

~ Yani ~