Vamos a dejar algo claro: Mi autoestima no está ni al nivel de mi cintura. Nunca he sido muy buena en quererme a mí misma, y por eso tengo la mala maña de "no pasar" a los expertos en el arte de la autoaceptación, hasta que llego a conocer a algunos, y mis prejuicios desaparecen.
Tanto Vampy , Yvette y la Princesa Congelada, les pueden dar testimonio de que siempre me he llevado bien los oscuros, los outcasts, los rebeldes, los que no encajan en ningún grupo y los que, aunque al final encuentren la luz, siempre llevan consigo los rasgos temperamentales de alguna niñez perturbada o una pubertad burlada. Yo llevo la segunda, por eso se me ha hecho fácil escuchar, y difícil aceptar.
En mi segundo ciclo en UTESA, tuve la golpeante dicha de conocer a una joven Manzanillera (De Manzanillo, mi pana, no que vende manzanas.) de nombre muy peculiar. El único nombre que se me parece al de ella es Katiuska, así que con ese la bautizo hoy. Total, ni mi mente, ni mis dedos están por joder con anagramas hoy, así que se lo digieren. Katiuska entró el mismo ciclo que yo y le había ido bien al empezar. Tenía lógica y se notaba que iba a ser de las pocas de nuestra "promoción" que se iba a graduar. Era aplicada, pero sabía divertirse. No dejaba de llamar el Bar de la plaza Isabel Emilia su segundo hogar. La chamaca sabía pasarla bien, y se había dado una cantidad de tígueres que las más bonitas del grupo ni soñarían con tener en toda su vida.
Por qué este prefacio tan alabante? Bueno, Katiuska era de mi tamaño, pero parecía más alta por su defecto físico. Sus tobillos eran deformes, por lo que hacían que se empinara, y caminara medio empujada por su propio peso. Imagínense una persona con ese tipo de problemas ortopédicos que el argot popular Dominicano machetea con el nombre de "Gambao", pero con el curveo en los pies. Ella, gracias a Dios, podía caminar muy bien, pero eso era lo primerito que la gente notaba al ella entrar al curso. Por demás era una chica ordinaria de cara, con los ojos grandes y la boca por igual. Pensándolo bien todo en su cara era grande. su pelo era negro, como el mío, pero bien risado. Siempre llevaba una cola, que se hamaqueaba con su caminar. Su piel era trigueña, y enrojaba con el sol que llegaba al Edificio B. Tenía el cuerpo bien formado, con grandes caderas. Cuando hacía mucho calor, parecía luchadora.
No duré mucho para clickear con ella. Nos llevamos bien casi automáticamente. Siempre tenía una carota de que iba a matar a quien la saludara, pero rápidamente asumí que la cara era por el calor. Cuánto me equivocaba...
Las primeras semanas de dar Matemática II junto a ella, los rumores empezaron a circular. Katiuska era una fácil, que se conseguía a los tígueres para dejarlos al mes, y que así pagaba la Universidad. Yo no me pude reir más alto. "Eres una envidiosa... la criticas porque tiene la boca más grande y más bonita que la tuya, hahahaha... y no tiene que maquillarse para verse bien!" disfrutaba yo relajando a Delgisa. "A mí me lo dijo una fuente muy segura!" me respondió la chismosa Tamborilera. Cuando empecé a escuchar (sin querer) las pláticas de Katiuska con las demás mujeres del curso, empecé a creer.
Nelly: Ay, mi novio es calvo. Por suerte nos vamos a casar en par de meses, y en las fotos todavía va a tener cabello!!
Todas: Hihihihihihihihih...
Katiuska: Qué??? Pero muchacha... un calvo es lo mejor del mundo!!
Eliana: Ay no, pues a mí déjame con mi Freddy, que tiene una mata de pelo en la cabeza... Y pelo "bueno"!
Katiuska: Y un calvo con cuarto mejor! Ese si no lo suelto por un arrancao con cabello!!
Graysi: No, eso de estar con hombres calvos es fuerte...
Katiuska:... Pero ustedes sí son imbéciles... Un calvo es lo que sabe más bueno!! Ustedes se imaginan pasando la lengua por ahí sin tocar un solo pelo!?!?! Eso es la gloria!!
Todas: Hahahahahahaha...
Nelson, Verónica y yo nos quedábamos riendo de lejos. "Me gusta su estilo. La tipa sabe de lo que habla." Me dijo el morboso. Al terminarse las carcajadas, Katiuska volvía a poner la cara de toro enfurecido. Siempre me intrigó este cambio de expresión. Debía saber por qué pasaba de ser la payasa de la clase a ser una chica oscura y sin interés de hablarle a nadie. Varias veces pensé que ella se encojonaba porque sentía la burla de los compañeros hipócritas. Tenía que preguntarle... Tenía que saber por qué un minuto era una chica aparentemente triste, y al próximo, era la mejor amiga y consejera sexual de todos.
Lamentablemente, me enteré de la peor forma posible...
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P.D. Ah, sí... Continuará... :)