Compleja De Cuerpo, Compleja de Mente (II)

Sinceramente, gracias por tener paciencia, mis amores, El trabajo no me había dejado terminar esto! Pero eso no hace na', un suspensito de vez en cuando... Si no, pregúntenle a Gina, que se la empató conmigo :) Mis hijos, comprendan, es relativamente disgustante cuando alguien me salta di'que: "Ah, sí, ehhhh... yo entré a tu blog, pero... ehhh... vi que el post era demasiado largo y... na... tú sabe' que yo no leo vaina larga...". I rest my case.

Bueno, seguimo'. No, Katiuska no me amarró un látigo en el cuello, ni me arrodilló poniendo sobre mí su peso... ni me rompió la blusa dejándoseme ver un seno, estilo el wardrobe-malfunction de Janet Jackson... Aunque esa sí hubiese sido una historiaza, eh?!!?!


Lo que realmente sucedió fue que una tarde en el Edificio B, de esas tardes en que se respira el humo despojado por los estudiantes de Informática al estar pasando los primeros exámenes parciales, me encontraba humildemente preparándole un chivo a un amigo. Desde el Bachillerato, mis letras han sido diminutas, y puedo escribir a 6 pt. en mi letra normal. (Por supuesto, ese día no había chance de hacerlo a computadora.) Ese amigo era Robin, también de INF, pero un poquito atrasado, porque trabajaba. El Robin era un flirt, no había esa que lo saludara sin que él la metrallara con un beso en cada mejilla, muchas veces los besos se acercaban mucho a los labios. Siempre le tocaba los hombros a uno al hablar, y le pasaba la mano por el pelo a todas las mujeres, aún si tenían "brillo fino" en la cabeza. El tipo no era muy atractivo, pero de que tenía muela y trato, de eso no cabía duda... como el cyber-cuero masculino de Remedios Kaseros.

De reojo vi a Katiuska bajar con mucho trabajo las escaleras que llevaban al B. Se sentó a hacer horas bajo la escultura rara esa, que nadie supo nunca decirme qué era o qué simbolizaba. Cuando Robin se marchó al Edificio C, (claro, no sin tornillarme un beso furtivo en la mejilla, que sigilosamente corrió hacia mi cuello, seguido por un empujón de mi parte) Katiuska caminó de manera rápida y agresiva hacia donde mí. Recuerdo haber pensado en esos segundos, "O tropezó y se va a caer, y huye hacia donde mí porque quiere que yo le rompa la caída, u hoy es mi cumpleaño y se me olvidó y viene a abrazarme...". Al llegar donde mí, intercambiamos varias palabras sumamente inolvidables.

Katiuska: Es verdad que tú eres PUTA, sí!
Yani: Hey, qué te pasa? Sin faltar el respeto, que yo sólo me trato de insultos con mis amigas!
Katiuska: Tú te crees que yo no te vi? Casi me chuleas a mi novio aquí mismo en el patio!
Yani: Novio? Robin? Robin es tu novio???
Katiuska: Sí!! (Creciendo su enfado) Qué tiene de particular?!?!
Yani: Hahahhaha... (En serio que quise evitar la carcajada, pero la idea de Robin teniendo "novia" era como pensar que Hugh Heffner, el dueño de Playboy, había elegido una entre sus ocho novias para casarse con ella!)
Katiuska: Qué tú crees? Que yo no me podría dar un tipo como él?, que porque tengo mis pies así soy menos gente que tú?, eso es lo que crees? Mira, yo no te rompo la cara ahora mismo porque estamos en la universidad!!

Mi risa se apagó. No me asustaba su tono amenazante, pero me di cuenta de que detrás de esa cara de toro a punto de atacar, se escondía una mujer insegura, que tenía que tener un hombre para poder aceptarse, y debía hacerse la fuerte. Estaba ya muy cerca de mí. Casi podía sentir el espiral de su mascota punchándome el estómago, y supe que debía empezar yo a llamar la paz...

"Katiuska, sinceramente... Yo no tenía idea. Robin y yo somos muy amigos, y excúsame, pero tienes que conocer el hecho de que tu... novio... no es exactamente el tipo que se mantiene lejos al hablar con una mujer. Pero eso no significa que él no te quiera... Ni que te tienes que poner así, ni atacarme o amenazarme sin yo saber lo que hay. Tranquilízate, ven... siéntate conmigo."

Seguía furiosa. En pocos minutos de permanecer las dos calladas, Robin bajó al B. Le dijo algo al oido, la besó en los labios rápidamente, y se fue. Le dije "Ves? Si él estuviese tratando algo raro conmigo, no crees que no te hubiese besado?"

Duró varios minutos callada de nuevo. Luego, en una voz apagada, me miró fijamente y me dijo: "Mírame... Tengo los pies 'tuyíos', una cara no exactamente bonita, y cada vez engordo más, porque mis pies me van fallando más con cada día. Ahora, dime tú... Así quién me va a querer?" Hice una pausa demasiado larga para lo que acostumbraba. Nunca había conocido una mujer más acomplejada que yo, y no sabía cómo responder a estas palabras tipo confesión. Lo difícil era que estas palabras salían de los labios de una persona tan admirada, tan respetada (aparentemente) y tan motivadora.

Ella vio mi concentración, y como toda mujer desconsolada, decidió romperla. "Imagínate que yo fuera una niña buena, sin malicia, que no hablara de cosas prohibidas con nadie, y que no pusiera un pie en sitios indecentes. Tú crees que yo me hubiera dado todos los hombres que yo me he dado? Tú realmente crees que los hombres me desearan tanto, habiendo muchas más bonitas que yo?"

Sabía que tenía que contestar algo. Si no lo hacía, Katiuska se marcharía, y su inseguridad no disminuiría. Entonces intenté el método hipócrita de decirle muchas de aquellas cosas que siempre me han dicho a MI. Esas frases pseudo-motivadoras que (viniendo de algunas personas, no todas) se me entran por un oído, y se van de vacaciones eternas por el otro. Respiré profundo, forcé una sonrisa y dije: "Katiuska... eres tan especial. Sabes que eres una mujer bella, por dentro y por fuera al mismo tiempo? Sabes que no muchas mujeres pueden ser las dos cosas a la vez? Dios sabe por qué te hizo de esa forma físicamente, y estoy segura de que era no sólo para que aprendieras a quererte y a valerte de tí misma, sino también para que supieras cuándo un hombre te quiere de verdad... cuando puede verte y estar contigo, viendo más allá de tu cuerpo."

Sin dejar de clavar su mirada en mí, me dijo las palabras que yo quisiera haberle dicho a la cara a mucha gente que hipócritamente creyó necesario levantarme los ánimos cuando me hallaba en un profundo estado de depresión: "Tú estás loca". Se marchó a coger clases.

Desde ese día, Katiuska y yo nunca intercambimos palabras más allá de cuestiones de clase. Al terminar ese ciclo, quedó embarazada de Robin, y tuvo que retirarse de la carrera. Espero que haya seguido luego, y que su sueño se hubiese cumplido, pero no la volví a ver.

Muchas veces me he preguntado si ella me puso a prueba. Si en realidad estaba bien segura de sí misma, y quiso comprobar que puede intimidar a alguien. Lo logró. Logró no sólo intimidarme, sino despertarme ante una pesada realidad: Prefiero tener mil veces una deficiencia física, y no una emocional... y temerle a usar mis piernas para correr, en vez de temerle a usar mi boca para sonreir.

~ Yani ~