La Cuarta Parte De Mi Sangre (III)

Los días eran cálidos. Había empezado Marzo y la ocasional lluvia de la primavera agregaba un calorcito jodón a mis mañanas de estudio. Desde la terraza se escuchaban los plataneros ofreciendo los exagerados precios, que se volvían menos exagerados al cruzar los fruteros.

Hacían dos semanas que no veía a Hamlet, me saludaba de lejos, y seguía su rumbo. Yo no le di mente, total, no conocía a este tipo, y ya tenía demasiado de qué preocuparme con Napoleonov y sus pruebas (Hey, recuerden que este no era su verdadero nombre, ok? Van y lo ven por ahí y le vocean así...). Hasta que un día llegó al punto en que me veía y volteaba la cara. Entonces sabía que debía sacarme esta duda de la cabeza...

Me encontraba en la galería de mi casa, tratando de no pensar en el dolor de mis rodillas. Entré a la casa, y me encaminé a la cocina para encontrar a mi padre, comiéndose algo no muy nutritivo...

Yani: Pa', háblame alguito de Mamá Nené.
Pa': Tu bisabuela? Era muy buena persona, el alma de Conuco.
Yani: Sí, de eso estoy segura... Dime, ayudó a mucha gente?
Pa': Sí, como tu abuela así, una experta en sacar a las personas de problemas económicos.
Yani: Sabes de alguna razón por la cual alguien la odiaría?
Pa': Hmmmm... realmente no. (Largo silencio, pensativos los dos...) Aunque... hay que dar páginas pa' la izquierda... la mujer era racista y esclavista. Y eso no es exactamente Católico.

El tema cambió con la llegada de mi madre. Pero creo que tenía suficiente para afrontar al Sanki-Panki. Entendí que al menos la cuarta parte de mi sangre provenía de un ser que podía haber emprendado maldad en varias mentes niñas y adultas. Un esclavo dominicano era diferente a un esclavo de cualquier otro sitio. No era la misma sensación. Aunque, para el record, no denoto esa herencia... a mí me encantan los morenos...

* * *

Para poner el cuento corto (ya van tres partes, shit...), par de días después encontré a Hamlet después de mucho apuro caminando de aquí para allá en el anfiteatro, en el "tetero" del sol. Ya sentía la espalda mojada y mi camiseta se pegaba a mi cuerpo sin piedad (cuando tienes una camiseta XXL puesta, esto no es muy cómodo qué digamos.) Me vio y enseguida se volteó. Lo alcancé.

Yani: Hamlet... mira, no te voy a molestar más, sólo tengo una pregunta.

Hamlet: No te preocupes por mí. Ya tengo varios amigos, y no necesito de tu lástima.

(Ignoré la obvia acusación.)

Yani: Escucha. No quitaré mucho de tu tiempo. Tan sólo quiero saber algo...

Hamlet: (Clavándome la mirada y sin pasarse la mano por el pelo, que ese día estaba muy alborotado) Sólo tengo para decirte que mi familia sufrió mucho con tu familia. Le hizo un daño del que nunca vamos a sanar, y no quiero tener nada que ver contigo.

Me quedé atónita, pero no iba a desaprovechar el minuto que me había ofrecido.

Yani: Hamlet, vamos a hablar de esto, por favor. No me puedes echar la culpa de esto!! Eso fue hace años!! Eso es como yo culpar a un amigo Alemán, por el Holocausto, o a un amigo Católico por la Inquisición, o a un amigo Gringo por la esclavitud de los Negros!!

Hamlet: Mira, hazme un favor, y a mí no me hables.

Yani: Yo no soy mi bisabuela, coño!! No me puedes hacer pagar por eso!! No te estoy pidiendo que te cases conmigo, carajo, sino un maldito chance de hablar!!

Hamlet se alejó. No miró hacia atrás ni para ver si el bombillo de su mochila estaba prendido. En ese momento me di cuenta de que demasiadas personas me estaban viendo malapalabrear en pleno anfiteatro. Pero es que no podía creer que un tipo universitario, con buen juicio y aparentemente con tantos valores, fuera tan cerra'o de mente! No me iba a volver a hablar por algo que había pasado décadas atrás.

Desde ese día nuestras miradas nunca se unieron de nuevo. El malva'o Sanki-Panki me veía, y para el tiempo en que reaccionaba yo, ya la ignorancia era abundante.

Nunca supe su apellido, no pude seguir indagando por qué no quería su familia saber de la mía. Saqué la conclusión de que sus bisabuelos fueron esclavos de mis bisabuelos. No creo que lo volveré a ver, por lo que nunca lo sabré...

Espero nunca volver a conocer una persona que me juzgue por mis antecesores. Es la tapadera de mente más grande que he conocido. Qué puedo hacer? Esos seres están en mi sangre... por más podrida que esté la cuarta parte.

~Yani~