Donde Nadie Me Ve... (Parte Due)

El Bar de la Plaza Isabel Emilia estaba encendío ese Viernes por la noche. Era mi primera vez en el sitio, y aunque yo era ajena a las situaciones que se daban en esa cuna de lujuria y corrupción, tenía cierto grado de adaptación que no me hizo ver como una mariposa entre cucarachas. Allí todos se divertían, y todos eran iguales: jóvenes con deseos de vivir y de experimentar. Un chill spot con muros que escondían lo que todo el mundo sabía. Mesas de billar en donde personas habían hecho el amor de forma feroz, y tragos que tenían nombres sexualmente atrevidos (Orgasmo, Libido Biónico, Abierta, DosPorUno, Etc....). Todo en la conveniencia de estar frente a frente de nuestra querida Universidad.

Al cruzar por la salita llena de humo y ese olor que caracterizaba a mis amigos de Primero de Bachillerato, en la Lawrence High School (Sí, no se hagan, el olor a blunt.) encontré a Nelson. Le mordisqueaba el cuello a una rubia...

Yani: Hola :)
Nelson: Hola... y eso, tú por aquí?
Yani: Aparentemente amanecí suicida. Has visto a Leandro?
Nelson: Tiene que estar eeeeeeeeeeeen... (Buscando con la mirada...)... aquella mesa.
Yani: Gracias. Que te sigas divirtiendo... (La rubia ni cuenta se dio de mi presencia.)

Caminé hacia él. Leandro tenía una camiseta roja Extra-Small puesta. Se le veía el bien formado pecho por encima de ella, y tenía las mangas remangadas. El tatuaje hacía esplendor. Tenía arenilla en el 16, algo que me encontré medio "Martha Stuart", pero luego supe que había estado en un festival folklórico Vegano, y ahí todo se vale... Había una flaca sentada en en el borde de su rodilla, e irónicamente, desde que me vio, le hizo una seña rara y ella desapareció.

Yani: Hola (Me salió más tímido de lo que quise)...
Leandro: Hola!! Bienvenida... Sabía que pronto te vería por aquí.
(Por qué los hombres mueluses siempre tienen comentarios tan quemados??)
Yani: Podemos ir a otro sitio a hablar? No te quitaré mucho tiempo. Sólo tengo varias preguntas que--
Leandro: Ah, no... usted a mí me habla aquí!! (Tenía par de tragos en la cabeza y cada vez elevaba más la voz) Yo estoy ACTIVO hoy, y ya he ganado dos manos. La Vega no me ve hoy... Además, ya tú cometiste la locura de venir a verme... por lo menos quédate un rato!!

Tiré mi mochila y me puse cómoda...

Yani: Y... esa era tu novia?
Leandro: Novia?.... Tú ere' loca?
Yani: Sí, ya me convencí de que cuerda no soy.
Leandro: HAHAHAHAAHAHHA... Tú eres "foni"... Bieeeen "foni". Y dime... en qué te puedo ayudar? Cómo puedo satisfacerte esta noche? ;)
Yani: (Con una repentina sonrisa de oreja a oreja.) Bueno... primeramente quería saber dónde y cómo aprendiste a escribir así. Me dejaste con la boca abierta, y completamente sorprendida.
Leandro: Ay, de sorpresa y con la boca abierta... Así sí es divertido!!... Perdón, cómo fue?
Yani: Hahahaha, morboso... Cómo escribiste eso en tan poco tiempo?
Leandro: Cuando la imaginación se abre no conoce tiempo, ni lugar, ni circunstancias... sólo vuela, la maldita...
Yani: O sea, que se abre...
Leandro: (Pareciéndose en la carcajada a Bruce, el tiburón de "Finding Nemo") Huahahahaha!!... Se te está pegando lo morbosa! Tienes que salir de aquí! Hahahahaha...
Yani: Tú me abriste una puerta, tenía que entrar!!
Los dos: ENTRAR!! HAHAHAAAHAH...

Curiosamente, la estaba pasando muy bien. Pero ya casi llegaba el tiempo en que debía salir a encontrar el carro de mi padre, y volver a la realidad.

Yani: Leandro, mira... ya en serio, quería saber si todo lo que escribiste fue verdad. En serio sientes esa curiosidad por mí?
(Miró al techo con una de esas miradas que te hacen creer que va a decir algo filosóficamente profundo, cuando en el fondo sabes que lo que viene es un disparate.)
Leandro: Bueno... DEPENDE. Si esa va a ser tu última pregunta, y aceptarás dar un paZeus conmigo cuando yo termine de jugar, entonces sí. Si no la es, y crees que estoy enamorado de ti, y que quiero que nos casemos y vainas así, entonces no.
Yani: Tiene que haber una tercera opción!! Además, yo nunca he pensado que quieres tener algo conmigo. Por Dios, mírate!! Puedes tener cualquier mujer que tú quieras!! Por qué habría de ser yo? Nada que ver...
Leandro: Mira... tú no eres de aquí.
Yani: Sí, sí lo soy.
Leandro: Eres gringa!
Yani: No, yo nací y me crié aquí.
Leandro: Me vas a dejar hablar?
Yani: Dale... pero soy de aquí.
Leandro: Mira, Yani... el hombre Dominicano hacen infinidades de cosas por meterse en el pantalón de una mujer. Le compra flores, le habla bonito, la saca a cenar, le escribe poemas... siempre, SIEMPRE, hay una forma de conseguirse a una mujer, por más seria que sea.

Derepente ya no la estaba pasando tan bien. No estaba segura si quería saber el resto de las razones de Leandro de escribirme esa carta tan increíble. Pero, para que el asesinato fuese fuerte y lo menos doloroso posible, hice la pregunta directa:

Yani: O sea, que... fue todo una muela?
Leandro: Siento desilusionarte, belleza... pero sí... sólo quería meterme en tu pantalón. Y ya sea por mis tragos, o porque me arrepentí de verte como a las otras, me has descubierto... Nunca podría hacerte lo que a muchas he hecho.
Yani: Vaya... (Con una sonrisa triste y un nudazo en la garganta.)... Bueno, gracias por contestar mis preguntas... y... por ser honesto. Pero... puedo hacerte una más?
Leandro: Qué más querrías saber de un tipo cómo yo?
Yani: Por qué no podrías hacerme eso? Por qué no me agregarías a tu lista...

Leandro me sonrió. Era la sonrisa más bella que había visto en su rostro. Sincera, sencilla, sin malicia, sin nada de travesuras, creativa, ñoña... inolvidable.

Leandro: Porque, Yani... Cualquier otra mujer se hubiese marchado y nunca me dirigiría la palabra, y tú todavía estás aquí. No me juzgaste, olvidaste todos los prejuicios de tus amigas, y viniste a buscarme... a conocerme. Eso toma agallas que aveces ni un hombre tiene. Ves todas esas bolas en esa mesa de billar? Así es el grupo de mujeres que conozco. Todas son de diferentes colores, pesos, texturas... aunque todas tengan algo en común, tienen la misma cualidad de ser mujer, y me atraen. Tú, Yani... eres la --
Yani: La bola negra. (Con cara de resignación) La más oscura, la más pesada, la última en todo...
Leandro: La más DIFICIL. La que más brega te da. La que más te motiva a ganar...



Yo sonreí también... Era su turno de jugar. Me fui sin que se diera cuenta...

* * *

Par de semanas después, esperaba la hora de Contabilidad I en el área del B. Las mujeres no habían llegado y el día se estaba tornando lluvioso. Vi al chico de las bolas de billar (Sí, pueden usar el doble-sentido ahí) bajar del Edificio C, de una de sus clases de la carrera de Ingeniería Industrial. Se acercó y me dio una sonrisa de las que derretían a las mujeres a quienes esperaba yo.

"Quisiera tener más tiempo para hablar contigo, pero creo que sabes que no es lo mejor. Por lo pronto, quiero entregarte esto. Quiero que recuerdes lo que hablamos. No' vemo' 'orita" Fue lo último que me dijo antes de irse a su clase, e irse de mi alcance.

Me dió un pedazo de papel, sin firma, ni dedicatoria... era la carta!! La carta que perdí, pero no para siempre. Era una copia, al parecer habló con la profesora. Le había borrado nuestros nombres, como para proteger nuestras identidades, pero eso no me importaba. Era mía. Y debajo de esos cinco poderosos párrafos, estaba un último, en letras azules fuertes... que gritaban al mundo:

Eres especial. Cuando sueltas tu imaginación puedes hacer que un hombre corrupto, inmoral, y de mala fama se convierta en alguien como tú, sincero, soñador y excepcional. Yo también tengo una imaginación. Me imagino una mujer bella, sin censura, sin ataduras, sin represiones. Esta, mi mujer, se entrega a mí sin importarle mi pasado, sabe que es mi presente, y desea ser mi futuro. En mi imaginación, este lugar sin prejuicios, ese sitio tan mío y tan maravilloso, soy uno solo con esa mujer. Allí, donde nadie me ve, te tengo.